Francisco Arenas Murillo / p_armu@hotmail.com
No son ni las propuestas, ni las ofertas ni las tendencias que registran los distintos instrumentos de medición levantados en el Estado para conocer la percepción de los sonorenses lo que preocupa en estos momentos a los personajes ligados al quehacer público en el Estado y a quienes pretenden un cargo de elección popular.
Lo que en realidad trae a operadores y estrategas políticos del gobierno del Estado y de candidatos a cargos de elección popular con las cejas fruncidas y una especia de paranoia cuidándose de todo mundo, de lo que hablan, lo que dicen y en ocasiones de lo que piensan, es el espionaje telefónico y el hurto de correos electrónicos.
De acuerdo a versiones ofrecidas por fuentes primarias de información a Arena Política, muchos colaboradores de Alfonso Elías Serrano, de Guillermo Padrés Elías y en el mismo gobierno del Estado, se quejan de la forma cómo sus teléfonos móviles y sus correos electrónicos han sido manipulados e intervenidos por expertos en esas tareas.
E incluso, esa práctica se ha ampliado hasta los celulares de los mismos candidatos al gobierno del Estado, por lo cual los contendientes del PRI y del PAN respectivamente han decidido utilizar otras herramientas para comunicarse con sus más allegados para la definición de estrategias electorales.
Estas tácticas han sido utilizadas desde tiempos remotos en el quehacer público y sobre todo en las campañas electorales, en donde los contrincantes pretenden conocer de manera anticipada las estrategias de sus contendores para nulificar sus efectos sociales y ejecutar acciones de contracampaña que les resulte efectivos.
Y esas estrategias de espionaje se han modernizado paralelamente como las mismas campañas electorales y la función pública utilizan la tecnología para desplegar las acciones necesarias e impactar en la percepción del colectivo.
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