Oscar Yescas Domínguez
oyescas@psicom.uson.mx
p.d. Solicito a quien lea esta carta, sea tan amable de reproducirla y darle la más amplia difusión. Gracias de antemano
El Reportero / Redacción
Hermosillo, Sonora, 07 de Junio de 2013
El gobernador Guillermo Padrés emplea personas inhabilitadas por manejo fraudulento de recursos públicos y desacato a la Ley, como exalcaldes y funcionarios de su administración sujetos a proceso penal y administrativo señaló David Palafox Celaya.
“Y aún así le molesta al alcalde Alejandro López Caballero se ayude a una persona que ya pagó una pena y no tiene restricción legal para trabajar o llevar una vida como cualquier ciudadano”, agregó.
El dirigente del PRI en Hermosillo señaló que esta situación demuestra el verdadero rostro del Partido Acción Nacional, del Gobernador Guillermo Padres y del alcalde Alejandro López Caballero, autor intelectual de un desplegado aparecido este viernes, criticando histéricamente al PRI municipal por dar oportunidad a una persona que en este momento la Ley no lo restringe en sus derechos humanos, laborales ni de otra índole.
“Ese rostro que muestra el alcalde López Caballero es el del PAN, de insensibilidad, de distracción ante los graves problemas de despilfarro en el gasto público del Ayuntamiento, de las pésimas decisiones de su jefe el Gobernador Guillermo Padrés y la herencia de deuda y corrupción que dejó su candidato Javier Gándara”, señaló David Palafox.
Recordó que el mismo alcalde Alejandro López Caballero tiene una denuncia interpuesta en su contra en la Procuraduría General de la República por sobregiro de mil millones de pesos en el 2010 durante su actuación como Secretario de Hacienda de Guillermo Padrés, y además está acusado de Desacato a la Ley en un proceso judicial donde ya hay un sentenciado, que es Enrique Martínez Preciado, y cuya resolución final será en los próximos meses.
Indicó que el Gobernador Padrés, además de mantener a Martínez Preciado en su cargo a pesar de la inhabilitación, también ofreció empleo a personas inhabilitadas como el ex alcalde Guaymas, César Lizárraga, que se robó 250 toneladas de asfalto, o César Bleizeffer que está sujeto a proceso por venta ilícita de terrenos propiedad de los sonorenses.
“Todos esos delincuentes que empleó Padrés y son amigos de López Caballero y Javier Gándara, cobran sueldos provenientes del dinero que pagan los sonorenses en tenencia, placas, y demás impuestos, lo cual es inmoral”, señaló.
Indicó que en el caso de Carlos Arias Anaya, a quien tomó protesta como Secretario de Fomento y Promoción al Empleo en el PRI de Hermosillo, se busca incorporarlo a tareas productivas y que ayude a promover y ofrecer oportunidades empleo a personas que no la encuentran en el sector oficial y que realmente lo merecen porque desean sacar adelante a su familia.
Señaló que este joven estuvo comprometido ante la Ley y la misma Ley dice que no queda deuda por pagar. Indicó que ahora busca evitar que por falta de empleo o recursos algunos tengan que llegar a situaciones incorrectas, e incluso ayudar a que quienes han caído en esas situaciones incorrectas y hayan pagado su culpa a la sociedad demuestren que son útiles a la sociedad y a su familia.
“Los delincuentes de cuello blanco que empleó el Gobernador Guillermo Padrés no han pagado su condena y al contrario, buscan el amiguismo, el compadrazgo y las complicidades para evitar responder ante la Ley”, puntualizó.
Isabel Dorado Auz
Tiempos muy difíciles nos tocará vivir en los próximos meses y se extenderán si seguimos permitiendo que la clase política siga siendo secuestrada por su propia ambición. No es casual, pues, que ahora los priistas sean quienes nos proponen incrementar la tasa impositiva, incluyendo el IVA en alimentos y medicinas.
Durante los últimos años, la derecha prianista con la complicidad de los partidos satélites ha privatizado el patrimonio que antaño era de todos los mexicanos. Intentaron, sin éxito, tratar de convencernos que la privatización de empresas privadas traería como consecuencia favorecer la competencia y, con ello, la prestación de un mejor servicio y mejores tarifas. El transcurrir de los años nos ha demostrado que la privatización quedó lejos de esas posibles mejoras, pero si sirvió para generar un pequeño grupo de privilegiados que regularmente aparecen en la lista de la revista Forbes como los personajes más ricos del mundo.
Este tránsito que experimentó nuestro país tuvo como palanca indispensable la corrupción de la clase política. Corrupción que se extendió al principal partido de izquierda, el Partido de la Revolución Democrática, facilitando todo el proceso. Desafortunadamente, “nuestros políticos” que se acostumbraron a esa zona de confort, están recorriendo con mayor frecuencia al alza generalizada de impuestos para mantener privilegios, dado que no cuentan con todos los recursos que antaño generaban las empresas públicas. Por si fuera poco, ahora quieren vender PEMEX, lo que equivaldría a renunciar al 40% de los recursos, aproximadamente, con que cuenta el Estado para darle vigencia a los programas sociales y mantener la obesa burocracia mexicana.
Esta ambición desmedida de la clase política explica el empecinamiento de Guillermo Padrés en mantener el cobro de la tenencia y el incremento de tarifas en los servicios que presta el gobierno. Explica también, el comportamiento de Alejandro López Caballero, de renunciar a ser alcalde municipal y se preocupe más por recuperar en estos tres años todo lo que invirtió para comprarse la presidencia municipal de Hermosillo. Sin embargo, el hartazgo de la ciudadanía es cada día más evidente y está propiciando una serie de reuniones urgentes de los aparatos de gobierno para tratar de contrarrestar la inconformidad social.
El problema no es menor, los análisis del comportamiento social son muy distintos dependiendo del cristal con que se mire. Para los “políticos”, solo existe el mundo que les construyen las empresas generadoras de imagen y para el pueblo, la crisis ya es insoportable. No hay puentes de enlace que permitan establecer un diálogo serio que permita confrontar las dos visiones. Los “gobernantes” se niegan a recibir a los inconformes y cuando lo hacen tratan de imponer su visión a toda costa. El diálogo que podría propiciar un cambio real no existe y, al final, lo habremos de pagar todos.
Es indudable que la ambición puede ser un aliciente, siempre y cuando no se convierta en una enfermedad. Desafortunadamente, en “nuestra” clase política esta enfermedad se está volviendo crónica y se corre el riesgo de no encontrar medicinas para superarla.