sábado, 9 de enero de 2010

Obligación moral y política

por Samuel Valenzuela

CUANDO AÚN era militante del PRI, Javier Gándara Magaña fue testigo de primera fila y hasta con algún papel protagónico importante, del fallido intento del entonces gobernador de Sonora, Armando López Nogales, porque los habitantes de la capital de Sonora dispusieran de agua potable con suficiencia y para siempre.
Como se recordará, fue muy intenso el debate en torno al proyecto de construir una desaladora en la región de la Costa de Hermosillo y no hubo forma de que la nomenclatura del PAN aceptara dicha alternativa a la cual combatieron desde todas sus trincheras, desde el Congreso del Estado del cual formaba parte el ahora gobernador Guillermo Padrés, hasta organismos empresariales afines a la derecha, del cual formaba y forma parte Francisco Búrquez Valenzuela, quien fuera verdugo de Gándara Magaña en la elección del 2000 por la alcaldía capitalina.  
ES ASÍ COMO se tejió una maraña de intrigas y ríspida campaña de descalificación al proyecto eje y rector del gobierno lopeznogalista, para que a la postre se impusiera una reversa determinada seguramente por el proceso electoral en ciernes, en algo muy parecido a la estrategia del PAN en contra del Plan Sonora Proyecta, sólo que en este caso la diferencia fue Eduardo Bours Castelo es de carácter firme y eludió el sabotaje del PAN.
A lo mejor nuevos aires soplan por el blanquiazul y quedan atrás aquellos tiempos de rechazo a la modernidad, porque como se recordará, así como se opusieron a la desaladora y al PSP, también combatieron con todas sus armas a la ampliación de la carretera de cuatro carriles y a la modernización de la ahora pujante zona del Vado del Río.
LA MENTALIDAD progresista de Gándara Magaña; su conocimiento de la problemática del agua y la forma como solucionarlo, así como esa visión diversa del gobernador Padrés por su paso por el PRI, a lo mejor son factores que se conjugan para que ahora sí y de una vez por todas, anulen la vocación retrógrada que “distingue” al PAN y sumen a ese partido al esfuerzo porque se construya una infraestructura que garantice para siempre el desarrollo de Hermosillo, Guaymas y Empalme.
Pues ahora, ambos están en condiciones de sacarse la espina y asumir el reto de esa responsabilidad moral y política, ya que son las figuras visibles de un partido principalmente culpable de que actualmente esté en grave riesgo el futuro de buena parte de Sonora y qué bueno el que el Gobernador advierta sobre la posibilidad de que el tema de la desaladora o la solución de fondo al problema no se politice, porque es precisamente su partido el PAN el que por lo regular politiza proyectos con visión de futuro.
MIREN, LA reconocida tendencia panista que caracteriza a buena parte de los ciudadanos hermosillenses, ha sido tierra fértil para las engañifas del blanquiazul, que en el rubro del agua, generaron una irresistible, para López Nogales, corriente de opinión adversa a la construcción de la desaladora y por eso, ahora las condiciones están dadas para que con Javier en la alcaldía y Don Guillermo en la gubernatura, anulen la calaña de su partido para que no metan ruido a la indispensable campaña de sensibilización comunitaria.
Es que la construcción de una desaladora implicará, además de mucha agua potable y suficiente para muchos años, mayores tarifas y ese ha sido el argumento vocinglero que se esgrimió en el pasado y seguramente sería igual ahora si es que los que mandan en el PAN no hacen su chamba para acallar chachalacos.
ENTRETELONCITOS
ENDEBLE: En este tiroteo que apenas empieza, luce endeble el alegato del gobernador Padrés al pretender responsabilizar a las administraciones estatales y municipales pasadas, ya que como está plenamente documentado, López Nogales le hizo la lucha pero el PAN no lo dejó y en el caso de Bours Castelo, lo reciente del diferendo y una administración municipal 2003-2006 aferrada al aldeanismo limitaron sus espacios de operación concretándose a ponerse de pechito para apoyar con todo los proyectos emprendidos por el ya municipalizado organismo operador de agua.
Cómoda la postura de culpar a otros de responsabilidades políticas propias, porque incluso resultaría injusto señalar a Ernesto Gándara Camou por la actual debacle, toda vez que sabemos que si alguien hizo mucho para enfrentar a ese problema fue durante su administración y no por nada José Luis Jardines fue ratificado como titular de esa dependencia, con la desventaja para “El Borrego” que mucho de lo hecho está enterrado, no se ve, además que tuvo en suerte de tres años bastante llovedores que permitieron  un abasto suficiente mediante el acueducto “El Molinito”.
A LO SEGURO: El problema es gravísimo y por ello resulta ocioso ponerse a divagar respecto a cuál es la mejor alternativa para encontrar la solución de fondo o sea es inútil hacer consideraciones sobre la conveniencia o no de la desaladora o bien el famoso acueducto desde la presa “El Novillo”.
Lejos, lejísimo la desaladora es la solución ideal porque el agua de mar siempre estará ahí y nadie sabe si por esas razones de la naturaleza de pronto en el mentado embalse no hay tanta, que incluso ya ha ocurrido con afectaciones hasta en la generación de energía eléctrica.
Y además de los conflictos de orden político por el tradicional patrimonialismo que sobre el agua del Río Yaqui está arraigado entre la tribu del mismo nombre y los habitantes de varios municipios del sur de Sonora, están los problemas de carácter técnico para traer esa agua desde la sierra con todo y sus subidas y bajadas, así como la necesidad de pactar con cientos de particulares el llamado derecho de vía y atender demandas de abasto de agua por las comunidades de tránsito.
CONVENCER: Ahora de lo que se trata es convencer a la ciudadanía respecto a que esa es la mejor alternativa y evitar que no se imponga la sospecha respecto a que la construcción de esa infraestructura es sólo un gran negocio que enriquecerá aún más a sus promotores a costa de la economía de la gente común mortal, porque de eso se trató la contracampaña panista cuando lo intentó López Nogales.
Convencer también de que el problema en realidad es muy serio, porque como el burro no era arisco si no que lo hicieron así, no faltarán quienes con justa razón pudieran imaginar la existencia de una crisis artificial para justificar lo que señalábamos en el párrafo anterior.
TROMPO: Vaya el trompo al uña que se acaba de colocar el Gobernador a la Sagarpa Sonora, porque no es cualquier cosa aterrizar tantos buenos propósitos expuestos para el campo sonorense durante la firma de convenio entre el Estado y Financiera Rural el pasado jueves.
Con todo y sus broncas, el titular de la dependencia, Héctor Ortiz Ciscomani conoce bastante bien los entresijos del sector agropecuario estatal, pero dicho conocimiento requiere del complemento indispensable de la mano izquierda y manejo político en el tratamiento de las siempre complicadas relaciones del sector oficial y las organizaciones de productores.
Ahí es donde deberá entrar el subsecretario Juan Bautista Valencia, exdiputado local y también experimentado hombre del campo, quien además nos dicen goza de todas las confianzas del gobernador Padrés, lo cual es un plus bastante respetable.
Pero resulta indispensable de que en ese trámite de aterrizaje de tanta lana en tantos proyectos, se cuide mucho de que no haya leperadas, porque ya ven como es eso del tráfico de influencias.

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