Óscar Romo Salazar
Acabamos de ser testigos de la forma como el Tribunal Estatal Electoral y Transparencia Informativa (TEETI) “resolvió” los recursos de impugnación interpuestos por la alianzaPRI/PANAL/PVEM, por un lado, y por otro el PRD. Hizo exactamente lo mismo que Poncio Pilatos cuando le llevaron la papa ardiente que representó el juicio contra Jesucristo, hace 1976 años: Se lavó las manos y se hizo a un lado para que otros tomen la decisión.
Como es bien sabido y reconocido, Poncio Pilatos, al adoptar aquella actitud timorata e indefinida de no comprometerse, se convirtió en el prototipo de la tibieza por los siglos de los siglos. Y ahora los magistrados del Teeti se suman a las legiones de seguidores de la doctrina ‘pilatiana’ que, por cobardía o motivos aún peores, a lo largo de la historia han rehuido la responsabilidad que ha sido depositada en sus manos. Y la Biblia es muy clara sobre lo que sucede con los tibios¿verdad?
Antes de que las jaurías realicen una marcha pidiendo mi cabeza, permítaseme decir que de ninguna manera estoy sugiriendo que los señores magistrados del Teetidebieron fallar a favor o en contra de un partido u otro. De ninguna manera. Lo que estoy diciendo –y lo sostengo- es que cualquier decisión hubiera sido mil veces mejor que salir con que “yo no sé nada… a’i se la echan”.
El alegato de incompetencia me deja con la interrogante de si en este caso en particular dicho pretexto no será equivalente a uno de ineptitud. Porque mire usted que este tribunalillo de pacotilla –que dicho sea de paso más bien parece una beca que se otorga a sus integrantes, que una instancia jurídica éticamente solvente y operante- nos cuesta una millonada que a la luz de los insignificantes resultados que produce evidentemente no se justifica. O dígame usted ¿para qué diantres sirve, si no para chupar recursos del erario público a cambio de nada, o muy poco?
Independientemente del argumento de incompetencia/ineptitud esgrimido por los magistrados del Teeti, y tratando de ser un poco menos corrosivo en los juicios, bien pudieron Miguel Ángel Bustamente y sus compañeros magistradoscontlapaches exponer sus razones con absoluta claridad y contundencia, en aras de una perfecta comprensión de sus motivos por parte de la opinión pública, que no se caracteriza precisamente por sus conocimientos en materia legal en general, y mucho menos en el terreno electoral que es sumamente confuso.
Lejos de ello, se fueron por la vereda de la vaguedad y la imprecisión, permitiendo así que los actores principales –léase PRI y PAN- interpretaran a su arbitrio la resolución. Lo demuestran los desplegados a plana completa publicados el viernes pasado por el PAN, y el sábado por el PRI. Para los albiazules la tibia resolución el Teeti significa, y así lo manifiestan en su desplegado, una validación clara del triunfo de Guillermo Padrés. Por su parte el PRI no se queda atrás y responde que la resolución implica precisamente lo contrario, o sea la no validación del resultado de los comicios. Cada chango a su mecate.
Durante las semanas y días que faltan para el 12 de septiembre, fecha límite en que el TEPJF, o “Trife” dirá la última palabra, los dimes y diretes a base de desplegados y contra desplegados periodísticos seguirán engordándole aún más “la cochi” a los medios que rellenaron sus alforjas en el proceso electoral 2009. Imagino que algunos de ellos no verían con malos ojos que se anulara la elección de gobernador y se tuviera que repetir el proceso. Un año adicional de vacas gordas por motivo de una nueva elección sería un “plus” muy atractivo de cara a los tiempos de aguda crisis que tenemos encima, y en la cual los periódicos también tendrán que cargar con su parte del tercio de leña.
Las quinielas y apuestas por el resultado final de la impugnación están a la orden del día. Como es obvio los momios están a favor de una resolución favorable alPAN, dadas las influencias e interferencias políticas que inciden en este tipo de situaciones. Nadie en todo México mete las manos a la lumbre por ninguna de las instancias judiciales que padecemos, sean del orden federal o estatal. La venalidad de los magistrados no está sujeta a discusión, y los ciudadanos perciben que los jueces en general, como cualquier otra instancia de autoridad, están sujetos a los tradicionales cañonazos que en tiempos de Álvaro Obregón eran de 50 mil pesos, y que ahora son del millón para arriba. Si para comer no alcanza la “lana”, para corromper sobra.
El recurso de impugnación interpuesto por el PRI y sus aliados camina por el agudo filo de la navaja judicial, y aunque las perspectivas no son favorables a su éxito, tampoco es posible desdeñarlo simplemente por los antecedentes. Y menos aún porque algunos ciudadanos –muchos o pocos- insistan en que el arroz ya está cocido y que debemos comerlo tal como está… aunque le haga falta el toque final. Mientras el recurso esté en estudio la posibilidad de anulación existe y puede darse. Así que no hay que comer ansias y debemos ir despacio, aunque tengamos prisa.
La desteñida actuación de los magistrados sonorenses nos habla claro y fuerte sobre cómo masca la iguana en estos casos tan peliagudos. Es natural que el PANhubiera preferido que el Teeti desechara el recurso ya que, aun no siendo la última palabra, hubiera significado un espaldarazo tremendo para la constancia de mayoría que tiene Padrés en sus manos y que se pretende esgrimir como un documento definitivo, cuando no es otra cosa que un certificado oficial del recuento de votos, en el cual no se considera la forma -legal o ilegal- como fueron obtenidos. Para elPRI lo ideal hubiera sido lo contrario, es decir, que el Teeti hubiera aceptado los argumentos de la impugnación, declarando inválida la elección. Aun no siendo el veredicto final le hubiera dado un peso específico muy importante al recurso ante el“Trife”. De ahí que Poncio “Teeti” Pilatos se haya salido con la suya al no comprometerse.
Ese es el motivo del jaloneo que se traen panistas y priístas en los medios escritos y electrónicos. Enzarzados en una lucha sin cuartel ambos partidos están dispuestos a echar toda la carne que haga falta en el asador, y se presume que las cosas se pondrán al rojo vivo antes de que los magistrados federales rindan el veredicto final.
Muchos de los que votaron a favor de Guillermo Padrés insisten en que el triunfo de éste es inobjetable, y que los 38 mil y pico de votos de diferencia obligan a aceptar sin chistar ese resultado. Tienen todo el derecho de pensar así. Muchos de los que votaron por Alfonso Elías insisten en que el resultado no es legal porque hubo un titipuchal de irregularidades y violaciones a las leyes electorales. También tienen pleno derecho a considerarlo así.
En una situación de tremendo desacuerdo como ésta deberíamos congratularnos de contar con instancias que permitan dirimir las controversias y conflictos en un ambiente de civilidad y certidumbre. Sin embargo una oscura sombra de desconfianza flota sobre el ánimo de Sonora y de México entero. Nadie confía en nadie y los mexicanos nos hemos convertido en un pueblo escéptico y enfurruñado, que desconfía hasta de su sombra. Eso es malo, muy malo, aunque inevitable cuando un pueblo vive y sufre lo que los mexicanos hemos vivido y sufrido.
Ni el Teeti, ni el Trife, ni el IFE, ni el CEE, ni la cámara de diputados y senadores, ni la Presidencia de la República, ni el Poder Judicial, ni los gobernadores, los alcaldes y congresos de los Estados son merecedores de nuestra confianza. Por extensión, tampoco confiamos en las procuradurías de justicia y los cuerpos policíacos responsables de nuestra seguridad, en las iglesias que tienen tantas y tan graves fallas, en los organismos, colegios e instituciones que supuestamente hemos creado para organizar mejor nuestra vida en comunidad. Y ni qué decir de los partidos políticos, responsables de gran parte de las desgracias y desventuras que nos aquejan. Ellos están y seguirán en el sótano de nuestra consideración, y sin esperanza alguna de recuperación.
Hemos perdido completamente la confianza en nuestro prójimo, y como castigo por nuestra incredulidad y escepticismo a ultranza estamos perdiendo paulatinamente también la confianza en nosotros mismos… y este es el último escalón hacia la debacle definitiva.
Cuando el Trife emita su veredicto respecto de la elección a gobernador seguramente surgirá un alarido de rebeldía de cualquiera de las dos partes afectadas. Pero ya no habrá nada qué hacer, como no lo hubo cuando en el año 2006 los perredistas recorrieron, de la mano del “Peje” López Obrador, el mismo vía crucis que hoy está recorriendo el PriSonora. Curiosamente, en ambos casos del otro lado de la mesa ha estado el mismo partido, aunque en esta ocasión su situación política se perciba harto precaria, muy diferente a la de hace tres años.
La impugnación ha volado rumbo a la que Carlos Fuentes llamó “la región más transparente”… esperemos que en esta ocasión lo sea, al menos en lo que respecta al veredicto que rinda el Trife, de manera que los sonorenses recuperemos la paz y la tranquilidad y podamos ponernos a trabajar como Dios manda.
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