lunes, 2 de marzo de 2009

"CON OLOR A ALCANFOR": VIENTOS DE CAMBIO... MAS NO EN SONORA

Por Oscar Romo Salazar (http://www.contactox.net/)

(Fecha de publicación: 02 de diciembre de 1995)

La aparición de la primera serie de pruebas contundentes del escandaloso nivel de corrupción y encubrimiento que privó durante el salinato tiene al País entero indignado, ya que no sorprendido. Y esto es así debido a que, aunque no se disponía de pruebas documentales, los mexicanos en general sabíamos de las pillerías y bandidajes que se dieron en el sexenio anterior en todos los niveles, no solo entre los integrantes de la “familia feliz”.

De hecho, lo ocurrido en el sexenio pasado no es sino una secuela de lo que ha pasado en todos los gobiernos emanados de la Revolución. La única pero fundamental diferencia estriba en que ahora ha sido imposible ocultar la porquería, en gran parte debido al surgimiento de una nueva conciencia en el pueblo mexicano.

Aunque los tiempos están indudablemente cambiando, aún no terminan de darse las circunstancias plenas para que el espeso velo de impunidad que protege a la pléyade de corruptos y bandidos se elimine. Pudiéramos decir que las evidencias que hoy surgen son apenas un atisbo al oscuro mundo de corrupción en que se desenvuelven tanto los funcionarios públicos como políticos en nuestro País.

Lo que ha sucedido durante la administración salinistaes suficiente para sacar de quicio al mas ecuánime, mas por grave que haya sido no le va muy a la zaga a lo que hubo en tiempos de De la Madrid, López Portillo, Echeverría, Díaz Ordaz y remóntese hasta donde usted guste en el pasado. Siempre ha ocurrido lo mismo, quizá con variaciones en el estilo y los montos, pero la voraz “familia revolucionaria” ha hecho lo que le ha dado la gana a lo largo de sus casi 70 años de permanencia en el poder.

Y esto ha sido as dentro de los gobiernos federales, estatales y municipales: El saqueo ha sido de arriba a abajo y de un lado a otro. Hoy que apenas se entreabre la tapa del estercolero y miasmas pestilentes de la podredumbre ofenden el olfato popular, no podemos menos que preguntarnos avergonzados: ¿Cómo hemos sido capaces de tolerar tanto por tan largo tiempo? La verdad, es una vergüenza.

Descendiendo de los niveles federales podemos constatar lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en los diferentes estados y municipios mexicanos entre los cuales Sonora, por razones obvias, ocupa el primer lugar en nuestra atención.

Podemos decir sin temor a equivocarnos que en nuestro Estado se profundizan los niveles de corrupción a partir de la salida de Faustino Félix Serna. De ahí para acá las señales se van haciendo cada vez más claras y abundantes, sin que ello signifique que de don Faustino para atrás no haya habido irregularidades.

Así llegamos al sexenio de Rodolfo Félix Valdés durante el cual la corrupción se dispara a niveles impresionantes y hoy, en el de Manlio Fabio Beltrones, las cosas han llegado a niveles verdaderamente intolerables. Las numerosas evidencias, aún pasando inadvertidas de manera increíble para la Contraloría estatal y para el Congreso del Estado, son tan palpables que solo un ciego puede no verlas.

Sin embargo, a pesar de que allá en el Centro del País parecen soplar vientos de cambio, en provincia y específicamente aquí en Sonora tenemos calma chicha, aunque los nubarrones sean tan espesos. Y yo pregunto: ¿Por qué? ¿A qué se debe este fenómeno?

En mi opinión son tres las razones principales:

1.- Una Contraloría estatal inoperante por encontrase integrada a la estructura formal del Gobierno. Se ha dicho hasta el cansancio: Es imposible ser juez y parte y pretender funcionar como es debido.

Mientras el Contralor y su equipo dependan del Ejecutivo y le deban obediencia y gratitud por su puesto, es por demás esperar de ellos acciones fuertes y directas. Solo existe una cobija y con ella se tapan todos.

2.- Un Congreso estatal cuya independencia hasta el momento es un mito. Por conclusión las distintas comisiones, entre ellas la de Asuntos Hacendarios, constituyen un burlón formulismo. Sin auténtica independencia de poderes todo se reduce a una farsa sangrienta. El da que en el Congreso tengamos verdaderos representantes del pueblo, dispuestos a todo en el cumplimiento de su deber, otro gallo nos cantará.

3.- Una sociedad sometida ya sea por temor, conveniencia o por simple apatía. El régimen de terrorismo de todo tipo: Fiscal, policial, de fuerza bruta, represivo hasta decir basta, que se utiliza como arma intimidante contra la ciudadanía, permite que el Gobierno del Estado imponga en todo y por todo su voluntad, y propicia el intolerable fenómeno de impunidad que nos mantiene amarradas las manos y silenciada la voz.

Existen desde luego otras razones, aunque me parece que estas tres son con mucho las más importantes. Mientras subsistan y lo permitamos, nunca lograremos poner el orden que nos urge ni podremos meter en cintura a las oleadas de facinerosos que el PRI nos impone sexenio tras sexenio.

Nuestro deber ciudadano es asumir de una vez por todas nuestras responsabilidades cívicas, comprometiéndonos a fondo en los cambios cuya necesidad todos vemos con claridad, pero que se nos alejan precisamente por falta de participación y exceso de indiferencia, lo cual mutila nuestros derechos y nos impide tomar un rumbo de nuestra elección y no el que nos imponen quienes llegan a Sonora no a servir, sino a servirse... ¡Y de qué manera!

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