domingo, 23 de noviembre de 2008

La crisis y los Derechos Humanos

Isabel Dorado Auz

En estos tiempos difíciles que nos ha tocado vivir, la profundización de la crisis mundial y la forma en que está arrastrando a la economía nacional, será cada vez más común el abuso de quienes detentan el poder en contra de quienes exigen mejores estándares de vida. En este contexto, es de suma importancia regresar a un primer nivel la institución de los Derechos Humanos, tanto a nivel nacional como a nivel local.

En Sonora se está abriendo el proceso de selección del nuevo titular; sin embargo, se ciernen sobre el mismo algunos nubarrones que podrían estancar cualquier posibilidad de darle una verdadera autonomía a la Comisión de Derechos Humanos. Hasta hoy, son varios los aspirantes, donde sobresalen con gran intensidad la voluntad de las mujeres por dirigir esta importante institución.

El pasado Martes 11 de Noviembre tuvimos la fortuna, en la Mesa Colonial, de conversar con tres de las aspirantes: Olga Armida Grijalva, Leticia Bojórquez y Socorro Rodríguez. Las tres nos dieron un panorama del estado en que se encuentran los derechos humanos en nuestro estado. Me tocó ver a una Olga Armida con grandes conocimientos al respecto, a una voluntariosa Leticia Bojórquez cuyo discurso se basó principalmente en su experiencia profesional como litigante del Derecho y a una Socorro Rodríguez que, mediante su programa de radio, Con Sentido Social, demuestra una gran experiencia en el acontecer diario de la problemática social. Las tres hicieron un diagnóstico negativo respecto a lo que se ha hecho hasta hoy y propusieron diversas acciones para fortalecer a la Comisión y dotarle de verdadera autonomía y, por consiguiente, convertirla en un verdadero contrapeso a los abusos de poder.

No sé hasta donde se puede llegar. En lo personal, veo muchos vicios y a la mayoría de las instituciones debilitadas. Dudo incluso, que el gobernador del estado tenga la voluntad política de no interferir en el nombramiento y veo, también, que el poder de la ciudadanía no alcanza como para exigirle al Congreso del Estado un proceso limpio y transparente que garantice que quien llegue tenga plena libertad para ejercer dignamente el cargo. Aún así, creo que todavía estamos a tiempo para presionar y lograr buenos resultados. Se requiere que nos involucremos en el proceso de selección y obliguemos al Congreso del Estado a actuar con rectitud.

En estos tiempos de crisis, repito, se volverá común la tentación por reprimir, con más fuerza de lo que se ha hecho hasta ahora, la inconformidad ciudadana. Desafortunadamente, los brotes de inconformidad que han surgido se van a multiplicar y es posible que “legalmente” se dicte auto de formal prisión a personas que tengan la osadía de enfrentar al poder y, porque no, se den casos como el del líder de Atenco, en el Estado de México, que recibió una condena de más de 100 años de prisión por oponerse a la construcción de un aeropuerto.

Los derechos humanos, constituyen por sí solos, la oportunidad de darnos mejores condiciones de convivencia social. Por ello, desde hoy los invito a que estemos pendientes de este acto trascendental en nuestro estado y no permitamos que la soberbia de la derecha siga imponiéndose. Si el Ejecutivo doblega nuevamente al Legislativo y pone a cualquier personaje afín a la causa de gobierno, podemos intentar algo parecido a lo que sucedió en la Unison, donde la autoridad universitaria trató de imponer a Manuel Tapia Fonllem a través de un proceso amañado donde solo votaron unos cuantos notables y, en cambio, la comunidad universitaria logró imponer, con votos, más de cuatro mil, a la profesora Catalina Soto en la Comisión de los Derechos Humanos Universitarios.

Se trata pues, de ejercer nuestro derecho ciudadano a construir las instituciones que queremos. Darle funcionalidad a la Comisión Estatal de Derechos Humanos no debe ser solo una posibilidad, sino una obligación de quienes queremos que el estado de Sonora pueda desarrollarse políticamente hablando.


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